Cuando en 1810 deton\u00f3 en Buenos Aires la Revoluci\u00f3n de Mayo y se form\u00f3 el primer gobierno independiente de la metr\u00f3poli espa\u00f1ola, Salta no tard\u00f3 en adherir al movimiento.<\/p>\n
Ubicada entre Lima, ciudadela realista, y una Buenos Aires rebelde, Salta se hallaba entre dos fuegos. Los patriotas porte\u00f1os entend\u00edan que el movimiento independista deb\u00eda extenderse hacia el norte del pa\u00eds, puerta natural de ingreso de las tropas realistas acantonadas en Lima. Los realistas, por su parte, deb\u00edan retener la llave de acceso a todo el Alto Per\u00fa; controlando ese territorio podr\u00edan abrirse paso y caer sobre Buenos Aires.<\/p>\n
Por aquel entonces, Mart\u00edn Miguel de Guemes contaba con 25 a\u00f1os. Hijo de Do\u00f1a Magdalena, una criolla descendiente de los fundadores de la ciudad de Jujuy, y de Don Gabriel, un espa\u00f1ol ilustrado que cumpl\u00eda funciones de tesorero real, era el segundo de nueve hermanos.<\/p>\n
Su infancia hab\u00eda transcurrido entre la ciudad y las fincas de su familia, alternando entre la instrucci\u00f3n formal y las ense\u00f1anzas de aquellas gentes del campo con quienes hab\u00eda aprendido a enlazar, arrear ganado, domar un potro o atravesar a la carrera los tupidos montes como correspond\u00eda a todo buen hacendado.<\/p>\n
La carrera militar era un destino com\u00fan para muchos j\u00f3venes de su clase, por lo que a los 14 a\u00f1os ingres\u00f3 en el Regimiento Fijo de Buenos Aires, radicado en Salta. Su instrucci\u00f3n militar incluy\u00f3 el reconocimiento de toda la provincia, la que recorri\u00f3 a caballo atravesando sus distintas geograf\u00edas, desde la exuberante selva hasta la aridez de la puna. A los 20 fue destinado a Buenos Aires donde particip\u00f3 en la defensa de la ciudad durante las invasiones inglesas.<\/p>\n
Habiendo estallado la revoluci\u00f3n, Guemes se incorporar\u00e1 al ej\u00e9rcito patriota. Ya por aquel entonces, desde su cuartel en Humahuaca y luego en Tarija, convulsionaba a las poblaciones rurales a favor de la independencia, y su \u00edmpetu alcanzaba popularidad.<\/p>\n
Corr\u00eda el a\u00f1o 1814, y el Ej\u00e9rcito del Norte se hallaba debilitado luego de dos grandes derrotas. Las tropas realistas se hab\u00edan instalado en Salta y recurr\u00edan al saqueo de ganado y caballadas. Abandonados por las huestes patriotas, algunos hacendados organizan la resistencia conformando con el gauchaje, milicias voluntarias, que lideran con bravura.<\/p>\n
El Gral. San Mart\u00edn ser\u00e1 el encargado de instruir y restablecer la moral del maltrecho Ejercito del Norte. Y viendo en Guemes a un militar inteligente, gran conocedor del territorio y de la idiosincrasia de su gente, le encomienda la custodia de la costa del R\u00edo Pasaje.<\/p>\n
El ascendente y el carisma de Guemes son tan notorios que r\u00e1pidamente los l\u00edderes locales con sus fuerzas irregulares se disciplinan bajo su mando, constituy\u00e9ndose en el \u00fanico jefe indiscutido de las milicias gauchas. Por otro lado, el gauchaje se suma a sus partidas, esperanzados en lograr reivindicaciones sociales ante las arbitrariedades del dominio espa\u00f1ol y el orden social de la colonia.<\/p>\n
Los triunfos logrados en los embates contra los realistas hablan del \u00e9xito de la estrategia de Guemes, basada en el permanente hostigamiento al enemigo con t\u00e1cticas guerrilleras y la aparente retirada con tierra arrasada. En cada rancho, en cada lomada, en cada arboleda, en cada recodo del camino hab\u00eda ojos que espiaban para \u00e9l, sus montoneras atacaban en los lugares m\u00e1s inesperados y se perd\u00edan en el monte con la misma velocidad con que hab\u00edan aparecido.<\/p>\n
Su prestigio militar se acrecienta, y en 1815 el Cabildo lo nombra Gobernador Intendente de Salta, cargo que ejercer\u00e1 hasta 1820. En ese a\u00f1o, Mart\u00edn Miguel se casa con Carmen Puch, \u201cla ni\u00f1a m\u00e1s linda de Salta\u201d, una deliciosa joven de 18 a\u00f1os con quien tendr\u00e1 dos hijos. Dicen que cuando Carmencita perdi\u00f3 a su amado esposo, muri\u00f3 de pena.<\/p>\n
En las Provincias Unidas han surgido focos que reaccionan frente al abusivo centralismo porte\u00f1o, disidencias que con el tiempo derivar\u00e1n en una guerra civil. En raz\u00f3n a ello, el poder de Guemes inquieta a las autoridades de Buenos Aires, que intentan debilitarlo, pero el caudillo no se doblega y desobedece \u00f3rdenes. Sus ideales nada tienen que ver con los de los caudillos segregacionistas, Guemes brega por el logro de una organizaci\u00f3n nacional y cree en una campa\u00f1a emancipadora continental.<\/p>\n
En 1816, declarada la independencia de las Provincias Unidas, el nuevo Director Supremo debido a la retirada del Ej\u00e9rcito del Norte, le otorgar\u00e1 la responsabilidad de defender con sus solas fuerzas el frente desguarnecido.<\/p>\n
Pero la tropa que tiene el gobernador G\u00fcemes \u2013dec\u00eda Belgrano en un oficio- \u201cest\u00e1 desnuda, hambrienta y sin paga\u201d. Sin recursos, Guemes clama por ayuda econ\u00f3mica, pero Buenos Aires, envuelto en disensiones pol\u00edticas, y las provincias todas, se manifiestan en imposibilidad material de contribuir.<\/p>\n
Luego de m\u00e1s de 10 a\u00f1os de guerra permanente, la provincia de Salta se hallaba sumida en la miseria, y de ella, sin piedad, Guemes debi\u00f3 extraer los medios necesarios para continuar la lucha, tomando medidas que afectar\u00e1n directamente a la clase acaudalada. Esta es obligada a contribuir con empr\u00e9stitos, no puede cobrar los arriendos a quienes luchan en las milicias gauchas, como reconocimiento por los servicios prestados a la patria, y tampoco comerciar con las provincias del Alto Per\u00fa.<\/p>\n
Por otro lado, la elite se espanta frente a la insurgencia del paisanaje, pol\u00edticamente peligroso y dif\u00edcil de controlar. Antes, respetuosos y serviciales, muchos de ellos se hab\u00edan convertido en gauchos d\u00edscolos. Para m\u00e1s, sus excesos y delitos quedaban impunes, ya que no pod\u00edan ser sometidos a la justicia local por la protecci\u00f3n que les brindaba el fuero militar.<\/p>\n
Los gauchos idolatran a Guemes, lo llaman \u201cpadre de los pobres\u201d, el los protege, los halaga por su valor en la lucha, les reconoce igualdad de derechos y les otorga concesiones que fortalecen su fidelidad.<\/p>\n
En cambio, para la clase acomodada, Guemes es un funesto caudillo que arrebata los bienes del decente para mantener el ocio y las pasiones del campesinado armado. Vulnerados en sus intereses y garant\u00edas, le endilgan todas sus desgracias, lo acusan de traidor de su clase, anarquista y tirano. Frente este repudio, el General se apoya cada vez m\u00e1s en los sectores populares cayendo en medidas demag\u00f3gicas que exaltan los odios.<\/p>\n
\u00abPor estar a vuestro lado me odian los decentes; por sacarles cuatro reales para que vosotros defend\u00e1is su propia libertad dando la vida por la Patria. Y os odian a vosotros, porque, os ven resueltos a no ser m\u00e1s humillados y esclavizados por ellos. Todos somos libres, tenemos iguales derechos, como hijos de la misma Patria que hemos arrancado del yugo espa\u00f1ol. \u00a1Soldados de la Patria, ha llegado el momento de que se\u00e1is libres y de que caigan para siempre vuestros opresores!\u00bb.<\/p>\n
En 1820, luego de liberar Chile, el Gral. San Mart\u00edn busca completar su plan continental avanzando hacia Per\u00fa. Nuevamente reconoce la val\u00eda de Guemes, nombr\u00e1ndolo General en Jefe del Ej\u00e9rcito de Observaci\u00f3n, y lo convoca a que con su ej\u00e9rcito ingrese al Alto Per\u00fa. De esta forma, en coordinaci\u00f3n con San Mart\u00edn, caer\u00edan sobre Lima y terminar\u00edan con el dominio espa\u00f1ol.<\/p>\n
En adelante un torbellino de situaciones le impedir\u00e1n alcanzar la meta: la falta de recursos y de apoyo de las Provincias Unidas, la amenaza de un nuevo ataque espa\u00f1ol, y el hostigamiento del gobernador de Tucum\u00e1n, aliado a los terratenientes salte\u00f1os.<\/p>\n
Son estos \u00faltimos, quienes desde sus cargos en el Cabildo de Salta, lo deponen como gobernador y luego no dudan en ofrecer su colaboraci\u00f3n al enemigo para eliminarlo. Una partida realista ingresar\u00e1 a la ciudad amparada por la oscuridad y desatar\u00e1 una lluvia de balas sobre G\u00fcemes, hiri\u00e9ndolo. El jefe gaucho muere luego de una larga agon\u00eda, y su muerte duele. Estalla en un enorme llanto colectivo. Apenas unas semanas despu\u00e9s, sus gauchos le brindar\u00e1n el mejor homenaje, derrotar\u00e1n al ej\u00e9rcito realista, expulsando para siempre a los espa\u00f1oles de Salta.<\/p>\n
Guemes despert\u00f3 entre sus contempor\u00e1neos ardientes adhesiones y enconados odios.
\nRescatado a principios del siglo XX, luego de a\u00f1os de olvido, ingres\u00f3 al pante\u00f3n de los h\u00e9roes patrios, y la historia oficial nacional tuvo que aceptarlo a rega\u00f1adientes.<\/p>\n
Los atributos del joven general tallaron su estatura m\u00edtica convirti\u00e9ndolo en h\u00e9roe popular: personalidad carism\u00e1tica, noble y arrogante, consumado jinete, generoso y justiciero, admirado por sus fieles gauchos y amante esposo, padre de los pobres y azote de los ricos, que por a\u00f1adidura fue muerto en forma violenta y a traici\u00f3n en la flor de la edad.<\/p>\n
Lo cierto es que entre 1816 y 1821, Guemes, junto a juje\u00f1os y a salte\u00f1os, rechaz\u00f3 siete invasiones realistas. Bajo su liderazgo, milicias y pueblo, sostuvieron el peso de la guerra, gracias a lo cual fueron posibles las campa\u00f1as de San Mart\u00edn y el logro de la independencia de las Provincias Unidas, hoy Argentina. Su muerte temprana determin\u00f3 la irreparable p\u00e9rdida de las provincias del Alto Per\u00fa y de Tarija, como as\u00ed tambi\u00e9n la salida de Argentina al Pac\u00edfico, por Atacama. Su originalidad radic\u00f3 en darle un contenido social a la revoluci\u00f3n, al convocar a los pueblos a hacerse cargo de la gesta.<\/p>\n
Se trat\u00f3 de un l\u00facido conductor, brillante estratega, hombre de convicciones y compromiso, paradigma de tenacidad y patriotismo. Su presencia permanece vigente en la memoria de su pueblo, sin distinci\u00f3n de edades y clases sociales. Siempre convocante, para los descendientes de sus seguidores como de sus detractores, es s\u00edmbolo orgulloso de la salte\u00f1idad, y figura emblem\u00e1tica de la historia nacional.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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